Volver al origen
En el origen sólo estaba el movimiento al ritmo del sonido, estaba la conexión natural con lo básico y con lo que estaba oculto a simple vista. En el origen la danza era más simple, más conectada con la esencia de lo que es el arte en realidad.
Después, como ha sucedido con muchas cosas, todo se fue volviendo más complejo y si bien la danza se ha enriquecido con esa complejidad también ha ido perdiendo lo importante, ha ido perdiendo su significado original volviéndose así en muchos casos sólo un juego de acrobacias y poderes.
Los seres humanos tenemos la capacidad de sentir y transmitir lo que sentimos y el arte es parte primordial de ello, no dejemos que en la técnica se pierda la esencia, no le quitemos el corazón a la danza, dejemos que fluya libremente para encontrarnos con ese sentimiento primario que nos enriquece y reconforta cada vez que podemos bailar desde el corazón o vemos que alguien lo hace de esa forma.
Volvamos al origen, a lo que verdaderamente importa y rescatemos la danza para nosotros mismos, para alegrar el alma y el corazón y para reencontrarnos con nuestro propio ser.
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